Desde la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) destacan también este papel de defensa. “El incremento de la mucosidad en una persona infectada por coronavirus forma parte del sistema defensivo activado por su organismo”, indica a SINC Juan Maza Solano, miembro de SEORL-CCC.
La segunda función tiene que ver con el contagio del SARS-CoV-2. Cuando una persona contagiada tose, estornuda o habla puede expulsar pequeñas gotas de moco en el aire. “Estas gotitas están cargadas de virus”, recuerda la científica. Por eso es importante el uso de mascarillas para prevenir la infección y el contagio.
En estos momentos, Kramer y su equipo estudian cómo las diferentes formas de mucosidad según cada persona afectan a la capacidad de los coronavirus de sobrevivir en las gotas, en las superficies o de penetrar en nuestras células.
“Es importante remarcar la diferencia de que, aunque el moco participa en la defensa frente a la infección por el coronavirus, las microgotas de la tos y los estornudos, o la impregnación de moco y saliva infectada sobre una superficie pueden ejercer un mecanismo de vectorización para la transmisión del covid-19”, resalta Maza Solano. Para prevenirlo, además de las mascarillas, es fundamental el lavado de manos frecuente, algo que llevan décadas recomendando las autoridades sanitarias para prevenir otras infecciones víricas como el catarro común o la gripe.
¿Qué son los mocos?
¿Qué son exactamente los mocos? Se trata de una sustancia viscosa que producen las células caliciformes situadas en el epitelio, que es la capa que recubre la superficie interior de los órganos. Más de 200 metros cuadrados de nuestro cuerpo están cubiertos de moco y eso incluye al tracto digestivo, a los pulmones y al tracto urinario.
Cada día producimos varios litros de esta sustancia, cuya función principal es proteger a los órganos que recubre de los ataques de agentes externos, como virus o bacterias. “En general, la mucosidad es buena y ayuda a limpiar los pulmones”, señala a SINC Gunnar C. Hansson, profesor del departamento de Bioquímica Médica y Biología Celular de la Universidad de Gotemburgo (Suecia).
Esta sustancia está formada sobre todo por agua, pero también contiene proteínas, azúcares y moléculas que ayudan a nuestro organismo a controlar los gérmenes dañinos. Como explica un artículo divulgativo de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, en la próxima hora, sin darte cuenta, vas a inhalar miles de bacterias. Si nos centramos en la mucosidad del tracto respiratorio, estas llegarán a la superficie de los pulmones y, al estar cubierta de moco, quedarán atrapadas ahí.