jueves. 28.03.2024

Sevilla, los clásicos que no volverán

Los efectos de la crisis del Covid se empiezan a notar en los negocios más emblemáticos de la ciudad que se ven abocados al cierre definitivo

 ‘Una tapa de adobo frito, una de solomillo al whisky y otra de espinacas de garbanzo’. Coge la tiza de la oreja y apunta en la mesa de madera dos cervezas más.

Este ritual, tan conocido como preciado por los sevillanos, se ha diluido. Esa tradición y costumbre tan sevillana como la de sentarse en frente de una barra para tomar una ‘tapita y una cerveza’ no la viviremos más. Al menos, hasta nueva orden.

Sevilla es una ciudad de barra, de contacto, de pasión y de costumbres, pero el Coronavirus se la ha llevado por delante, y con él a miles de históricos negocios.

Los efectos de la crisis se empiezan a notar en los negocios más emblemáticos de la ciudad que se ven abocados al cierre definitivo. Negocios con una solera y un arraigo en la sociedad sevillana que ni en sus peores pesadillas se habrían imaginado que algún día no volverían a levantar las persianas.

El drama humano por las muertes de miles de compatriotas se une al de una crisis económica galopante que se llevará miles y miles de puestos de trabajo. Y lo peor es que nadie pone cordura en este mundo de locos.

Una parte de la Sevilla más profunda se está muriendo. Han pedido ayuda pero nadie les ha agarrado la mano, han dejado que se lo lleve la corriente.

Si hace unos días conocimos que la mítica heladería del centro de Sevilla, La Fiorentina, no abrirá más sus puertas en el año de su 25 aniversario, se une la del Restaurante la Isla. Una pérdida monumental, gastronómica y culturalmente hablando.

 Este histórico establecimiento situado en pleno corazón del arenal, en la calle Arfe, cerrará sus puertas al no llegar a un acuerdo entre el responsable del negocio y la propiedad. Un cierre que no tiene al Covid-19 como consecuencia directa pero si indirecta.

Su escaparate de pescados frescos a la calle, donde cualquiera que pasara se detenía a contemplar los ejemplares traídos del mar al corazón de Sevilla ya no volverán a estar, al igual que el mítico azulejo de otro bar histórico de la capital hispalense.

Bar Casa Eme anunció hace unas semanas que cerraba sus puertas definitivamente después de casi 30 años. Una ‘tasca’ muy sevillana que supo conservar un servicio tradicional que las modas no pudieron cambiar ni en las formas (tiza en la barra para llevar la cuenta y un antiguo megáfono para avisar a los clientes de los veladores) como en la carta. Su barra era el eje de su vida y el Coronavirus se lo ha llevado por delante. Los compadres están de luto.

Los bares que abren siguen siendo pocos. Hay miedo y las facturas aprietan. Estos tres casos pueden sentar un precedente en la ciudad: tres intocables que han tocado el suelo, dos lugares de referencia que no volverán abrir sus puertas.

Sevilla desea, fervorosamente, que estos tres precedentes no abran la veda para que otros históricos del sector se vean abocados a la desaparición.

Sevilla, los clásicos que no volverán