miércoles. 24.04.2024

La Matraca Diaria

"Son unos delegados del infierno que nos harán retroceder setenta años en la historia"

La Matraca Diaria

"Son unos delegados del infierno que nos harán retroceder setenta años en la historia"

Llega un momento en que uno no sabe si va o viene, o si sube o baja; es tal la confusión que nos invade, que fuera de tu círculo más íntimo, en cuanto asomas el careto de debajo de las sábanas ya sabes que el nuevo día te aguarda con una larga retahíla de motivos que atentan directamente contra tu optimismo.

Si tocamos a ese subterfugio tramposo, al que todo el mundo ha quedado en llamar “flujo sanguíneo del Estado”; o lo es lo mismo, a la Economía, sin que el escenario de muchos se haya recompuesto tras la debacle económica de no hace tanto, ya comienzan a aparecer los cuernos a otra crisis con olor a dificultad y bolsillos quemados.

Y referente a la política, la de mayúsculas, que decirles a ustedes que no sepan. Pues eso, que estamos cara a unas nuevas elecciones, y en estos tiempos de fanfarria y humo, aquellos políticos que ya viven muy bien o aspiran a vivir infinitamente mejor que la media de los contribuyentes que quieren administrar, como si hablasen para un mundo dominado por una amnesia colectiva generalizada, que no se acuerda de cómo se comportaron esos mismos políticos en el día de ayer, recurren a nuestra frágil memoria para que les aupemos de nuevo a la poltrona. Así, a pelo y sin anestesia, aunque con ello corramos el peligro de que se nos despierte la úlcera del duodeno: que diría Chiquito de la Calzada.

Los partidos más nuevos, lo que ahora mismo son quienes más empujan, y que al decir de muchos son unos delegados del infierno que nos harán retroceder setenta años en la historia…. Claro, quienes más insisten en estas predicciones nostradámicas son aquellos que temen que les pisen el callo o que el impulso de los intrusos les haga quedarse sin su chupetita querida.

Luego, en ese generoso muestrario de partidos, tenemos a los de siempre, a los de toda la vida, aquellos que desde la Transición Democrática, después de Suárez, nos han ido diciendo que ellos, y nada más que ellos, son los buenos y que las siete plagas de Egipto las trae el de enfrente. Eso sí, en ese tuya mía, ambos partidos históricos han sabido aprovechar la situación para ir alternándose en la pomada del poder más por desméritos del otro que por virtudes propias.

También están los que irrumpieron en las anteriores elecciones con mensajes diferentes, los que abominaban de la “casta” y el parné, pero como ya han catado las mieles del poder y les ha gustado una barbaridad, además de integrarse en la “casta” criticada, han llegado a convertirse en casta casposa de chalet con piscina y olé. Y los otros. Que también hay otros, los que hoy dicen miau y mañana ladran; o sea, los que dependiendo de cómo corra el viento tratan de mimetizarse con el paisaje de la manada sin que estas alturas de la película hayan identificado el ADN de su especie. Y entre todos ellos, desorientado entre mis neuronas, como en una foto finish del momento, asoma un fragmento del poema de Antonio Machado: « …un trozo del planeta donde cruza errante la sombra de Caín». Una sombra que desde hace ya doce años, fiel a su cita diaria, como un negro nubarrón otoñal, un día y otro…y otro, cruza nuestras vidas el problema catalán.

Una matraca diaria. Eso es. Una matraca manejada por ciertos malandrines dispuestos a despeñar por el abismo del desvarío a esa noble tierra de Cataluña, y de paso, de poder ser, arrastrando en la debacle suicida a todo el Estado español. Y no piense nadie que el tema catalán saldrá de la oscuridad del laberinto para ver la luz de la cordura, ya que lejos de ir apaciguándose, aunque sólo sea por aburrimiento o empalago político, de no bajar el de Arriba a poner orden entre la “tropa”, esto no lo arregla ni Rita la Cantaora.

Y para muestra un botón. Ahí tenemos a uno de los botones históricos y sociales catalanes del más alto rango en los últimos siglos, considerados por muchas almas blancas como guía y ejemplo espiritual que siempre supo velar por la defensa de los valores morales. Esto es, la iglesia catalana. O mejor, una parte de la iglesia catalana que desde hace un tiempo en vez dedicarse a unir, rompe, ya que lejos de ser neutral y representar a las dos partes en conflicto que existen en Cataluña, con el objetivo de tratar de unir el roto social tan grande que se está produciendo, ha tomando partido abiertamente a favor del “proces” sin que sus órganos de control digan ni pío.

No es la primera vez que desde los púlpitos catalanes ciertos prelados se dedican a atizar el fuego independentista, pero aún así, a los más pardillos…o a los más nobles de espíritu, sigue causando extrañeza ciertas actitudes que, como poco, causan rubor, por ejemplo la revista de los obispos catalanes, “Catalunya Cristiana”, donde sibilinamente cada poco arremete contra todo lo que huela a España. Sin ir más lejos, como hace unos días sucedió, preguntando a sus fieles si en el juicio que ahora mismo hay en marcha sobre el presunto delito de rebelión, sedición y malversación contras ciertos dirigentes del “proces”, el que fuera delegado del gobierno en Cataluña, señor Millo, los guardias civiles que fueron testigos directos y otros representantes de la administración “española” habían mentido frente a los jueces que juzgan el proceso. O el caso del obispo de Solsona, Xavier Novell, apareciendo en dicha revista todo sonriente y beatífico, exhibiendo el voto separatista en el referéndum ilegal organizado por Puigdemont y Junqueras en 2017.

Y por si algo no les había quedado claro a parte de sus perplejos feligreses, el obispo de Solsona se permitió el “lujazo” de calificar de guerrilleros a la policía nacional y guardia civil. Y ya me dirán ustedes, si el jefe de la diócesis dice semejante boutade, que no pueden decir los trescientos sacerdotes catalanes que se han posicionado abiertamente a favor del “proces”. Es una realidad que en cuanto a opiniones personales, por aquellos de la mal interpretada Libertad de Opinión, nada habría que reprochar a quienes piensan diferente a uno, pero la Conferencia Episcopal Española ha saber que la opinión de un sacerdote, y más de un obispo, lanzando soflamas desde un púlpito, más que crear iglesia crear fanatismo.

También es verdad que el posicionamiento político individual de los obispos catalanes varía en función de la diócesis, y si bien hay prelados totalmente entregados a la causa independentista, otros, como es el caso del propio Cardenal-Arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, opina con más prudencia, intentando nadar entre dos aguas. Por contrario, el resto de obispos de Cataluña, sin tapujo alguno, de manera discreta pero comprometida, hace unos días que visitaron en la cárcel a los presos independentistas, y aunque dijeron mantener un respeto escrupuloso ante las diversas opciones políticas, consideraron que les costaba entender la larga prisión preventiva de los detenidos. O sea, blanco y en botella.

Ya me lo decía el otro día un amigo mío: “Y la X de la Declaración de la Renta a la vuelta de la esquina.”

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