sábado. 20.04.2024

Carrera Oficial y Monumento a las Cofradías: la sombra de la duda es alargada

Analizamos los contras de una de las opciones que valorarán este jueves los Hermanos Mayores

El Consejo de la Unión de Hermandades elevará esta semana al Pleno de Hermanos Mayores al parecer dos propuestas de reforma de la actual Carrera Oficial, asunto éste controvertido que viene enfrentando más que uniendo no sólo a diferentes sectores sociales de la ciudad sino además a la propia interioridad del orbe cofradiero. Dos Plenos se han convocado al afecto.

El primero, previsto para este martes 24, en el que se presentarán con todo lujo de detalles los aspectos favorables y desfavorables de cada una de las dos opciones sobre las que finalmente se inclinará el parecer de los Hermanos Mayores. Un Pleno meramente informativo.

El segundo, cuarenta y ocho horas más tarde, el jueves 26, para en esta ocasión sí votar y así dar por cerrado un capítulo que está dando demasiado que hablar y que incluso creó una primera crisis interna entre los propios miembros del Consejo. Y es que en efecto el órgano que representa a todas las cofradías ha de asumir la gestión y la elaboración, la planificación, de cuantos proyectos se presenten al dictamen de los Hermanos Mayores pero nunca  mostrar una clara preferencia por alguna de las alternativas posibles ni tampoco personalizar a toda costa el mérito de ningún diseño.

Dos planteamientos muy contrapuestos, en cuanto a trazado, se presentarán al Pleno. El uno con comienzo en el Monumento a las Cofradías (Alameda Cristina) y el otro con inicio en la calle Porvera (bien a la altura de calle Gaitán o bien a la altura de calle San Juan de Dios). En esta segunda opción todo parece apuntar que ambos lugares podrían siempre barajarse.

La decisión de los Hermanos Mayores alberga en esta ocasión muchísima responsabilidad. Es el voto, en definitiva, emitido en nombre de la corporación a la que representan y, por tanto, tampoco ahora cabe el gusto personal o personalista de quienes empuñan las varas doradas. Han de concienciarse en una visión de conjunto siempre en pro de la Semana Santa de Jerez, de sus propias Hermandades, del público fiel que pisa las aceras durante los días pasionales y, naturalmente, de los usuarios de palcos y sillas.

Y cuando mencionamos todo lo anterior también, implícitamente, estamos aludiendo a razones de seguridad. La seguridad no es término manido: se trata de una prioridad de obligado cumplimiento ante la que cualquier opción de Carrera Oficial ha de someterse sin miramiento. Por consiguiente los técnicos del Ayuntamiento igualmente han de imponer su validez o su descarte incluso antes del sufragio de los Hermanos Mayores.

En este apartado emerge la primera pregunta que todo votante ha de formular al Consejo Local de la Unión de Hermandades. ¿Ambas propuestas están pasadas por el tamiz protocolario de la Mesa de Seguridad? Cabe entender que sí pues de lo contrario el Consejo estaría operando una acción ilegítima que además conllevaría cierta gravedad consustancial en la misma premeditación de unas propuestas no avaladas por la orgánica pertinente.

De otro lado tampoco podría cifrarse si cuarenta ocho horas de plazo es tiempo suficiente para que los primeros representantes de las corporaciones nazarenas convoquen a sus Juntas de Oficiales, Diputaciones Mayores de Gobierno o, en todo caso, a la Mesa de Hermandad, facultada estatutariamente para tomar decisiones de cierta urgencia. Para más inri cuando muchísimos dirigentes cofrades se encuentran actualmente de período vacacional.

Con todo y con eso, y aunque parece que flota en el ambiente una inclinación primera al comienzo de la Carrera Oficial en el denominado Monumento a las Cofradías, a poco que se analice los hándicaps, enseguida se acumulan una serie de inconvenientes, de imposibilidades técnicas, de problemas encadenados que colocarían esta propuesta como un verdadero caos. Al menos de entrada. No hablamos de preferencias particulares (el libro del gusto siempre está en blanco) sino de una concatenación de obstáculos de todo tipo y de muy difícil solución.

Uno de los principales contras estriba en la reubicación de numerosísimos jerezanos, hablamos de unas 3.000 personas, que habría que trasladar desde la Plaza Aladro y Alameda Cristina a un doble palco de la calle Larga y a la Plaza del Arenal, lo que supondría un considerable desfase horario para la necesidad de dichos usuarios (la mayoría personas mayores, o familias con niños pequeños o trabajadores que deben retirarse pronto a descansar).

Un perjuicio que además haría peligrar la continuidad de la compra, la renovación de buena parte de dichos palcos y sillas, en tanto en cuanto, insistimos, el hecho de poder ver las cofradías a primera hora de la tarde comporta una condición taxativa para todos ellos.

No vamos a entrar en el peliagudo debate del cómo y dónde se reubicarían los palcos y todas las sillas (hablamos de algo más 1.000 sillas) que habrían de añadirse a las existentes ya a lo largo y ancho, sobre todo ancho, de la calle Larga. Un apelotonamiento sin pies ni cabeza. Por lo que parece lógico pensar si la calle Larga, por ejemplo, no quedaría potencialmente acotada tan sólo para usuarios. Pues no existiría espacio material para más ciudadanos ni visitantes. ¿Se piensan meter las sillas detrás de los palcos de Lancería? ¿Dónde se colocarían?

Evidentemente se anularía además cualquier opción de crecimiento de palcos y sillas de cara al futuro inmediato de una Semana Santa que crece a pasos agigantados. De otra parte toda la sillería y los palcos ubicados alrededor del Monumento a las Cofradías presentan una peligrosidad manifiesta. Extraña cómo la Mesa de Seguridad ha podido dictaminar un pase favorable a este diseño. Si es que ha dictaminado. Regresamos al punto de partida de la obligatoriedad siempre del visto bueno de la indispensable Mesa de Seguridad.

Colocar las sillas detrás de los palcos en el trayecto que abarca entre el Monumento a las Cofradías y la Rotonda de los Casinos se nos antoja un figurado estrechamiento de asientos metidos a toda costa allí donde metros ya no existen. ¿Seguridad asegurada? Además la Carrera Oficial con inicio en Cristina no soluciona el problema crítico de la circulación, del tráfico rodado desde la zona de calle Honda hacia la propia de Cristina.

Las Hermandades sufrirían un descenso económico en sus ingresos. Al acotarse la posibilidad de aumento de palcos de cara al futuro, y al irse aumentando la nómina de Hermandades en Carrera Oficial, los ingresos menguarían. A mayor abundamiento, tampoco podrían acceder con rapidez y facilidad los servicios de emergencia (ambulancia, bomberos, etcétera).

Y, por último, una de las madres del cordero, el costo de la reconstrucción íntegra que supondría esta Carrera Oficial. Este medio ha tenido acceso  a datos manejados por fuentes solventes. Y el precio mínimo de la reconstrucción de todo cuanto existe (los palcos habría que igualarlos en medidas) ascendería a un presupuesto mínimo de 300.000 euros.

El Ayuntamiento de la ciudad es seguro que podría colaborar en alguna mínima medida. Pero ¿quién asumiría este gasto? Porque el Ayuntamiento está intervenido y con unos presupuestos ya valorados. ¿Qué sucedería con este compromiso económico de envergadura? Sombras de dudas se ciernen sobre la idoneidad de una propuesta que quizá no haya sido estudiada, o al menos explicada, correctamente. Habrá que esperar a cuanto surja de sendos Plenos y de las oportunas explicaciones. El voto de confianza siempre concedido.

Carrera Oficial y Monumento a las Cofradías: la sombra de la duda es alargada