¿Conoces qué significa “narraluces”?
El Palacio de Villapanés abre el miércoles 26 las puertas al justo tributo literario
Los amantes de la buena literatura tienden inequívocamente al barroco. En Jerez existen muy buenos lectores del barroquismo como expresión literaria. Sin embargo las nuevas generaciones no conocen del todo un movimiento muy importante que sucedió en el mágico mundo de las letras durante los años 60 y 70 del siglo XX. Ocurrió en Andalucía con escritores andaluces. Autores de la talla de José Manuel Caballero Bonald, José Luis Acquaroni, Luis Berenguer, Alfonso Grosso, Julio Manuel de la Rosa, Fernando Quiñones, Aquilino Duque, José María Vaz de Soto, Manuel Barrios, Ramón Solís, Antonio Prieto, Manuel Halcón, etc.
Y es que todos ellos comienzan a romper moldes. Y a publicar novelas con estructuras narrativas novedosas. Unas propuestas narrativas que además no repercute en la creación de un número reducido de seguidores. Sino todo lo contrario: un número creciente de lectores incondicionales. ¿Cómo se les denominó a este selecto y fecundo grupo de escritores? Pues directamente como “narraluces", casi un neologismo de bellísima sonoridad.
En el tiempo -e incluso podríamos decir que además en muchísimos espacios- converge el gran auge de estas firmas -firmas trabajadoras de voluntad de estilo y de formas artesanales- con el fascinante boom de la novela latinoamericana. Pues bien: la Fundación Caballero Bonald ofrece la posibilidad de ahondar en aquel memorable hito de la literatura con bandera blanquiverde. Y sobre todo en un autor, Julio Manuel de la Rosa, que además a mayor abundamiento tanto admiraba a Jerez de la Frontera, ciudad que visitó en múltiples ocasiones tanto de manera pública como privada.
Sobre si existió una vertiente específica de la narrativa andaluza de tal envergadura como para llevar membrete propio ahora exija un debate quizá aún abierto. O más abierto de cuanto de entrada pudiera parecer. Por esta razón la Fundación Caballero Bonald y la Fundación Unicaja continúan proponiendo convocatorias bajo el epígrafe común de ‘Narradores andaluces en tiempos de cambio’. La cita se prefija para el miércoles 26 del presente mes de junio en el Palacio Villapanés (Cruz Vieja) a las siete y media de la tarde. Y además con el estudio de una figura literaria como centro del acto: la del referido Julio Manuel de la Rosa.
Se contará con la presencia de Eva Díaz Pérez, que es escritora y periodista y fue amiga personal del autor recientemente fallecido. Se plantea por consiguiente una oportunidad de oro para la enseñanza a las nuevas generaciones. Y el planteamiento de un análisis que precisa de mayor profundidad. Julio Manuel de la Rosa merece este homenaje in memoriam. La calidad de su obra es alta. De calidad de párrafo permanente.
Julio Manuel de la Rosa (Sevilla, 1935-2018) ea autor de narrativa, cultivó tanto el relato como la novela. Además de ello, se dedicó al ensayo y el periodismo sobre la literatura contemporánea, y colaboró habitualmente en los diarios ABC, Correo de Andalucía y Diario 16, así como en revistas especializadas: Cuadernos Hispanoamericanos, Espiral, La Estafeta Literaria, La table ronde, Libre, Revista de Occidente, Triunfo...
Publicó, entre otros libros, No estamos solos (1962), De campana a campana (1964), La explosión (1966), Fin de semana en Etruria (1972), Croquis a mano alzada (1973), Nuestros hermanos (1973), Cesare Pavese (1973), La sangre y el eco (1978), La narrativa: apuntes sobre novelistas sevillanos (1981), Luis Cernuda y Sevilla (1982), El hombre que escribe fantasías (1984), La columna y otros relatos ( 1993), Crónica de los espejos (1995), Memorias de Cortadillo (1998), Las guerras de Etruria (2001), Los círculos de Noviembre (2004), Alfonso Grosso o El milagro de la palabra (2005), El ermitaño del rey (2007), Guantes de seda (2008)… En 2019 se ha publicado el volumen Las guerras secretas, con tres novelas cortas que dejó inéditas.
Recibió, entre otros galardones, el Premio Sésamo, el Premio Ateneo “Ciudad de Valladolid”, el Premio de la Diputación de Córdoba y el Premio Andalucía de la Crítica. Fue miembro del Consejo Asesor de la Fundación Caballero Bonald y del Consejo de Redacción de su revista, Campo de Agramante.
