sábado. 20.04.2024

Una pareja de abuelos muere el mismo día tras pasar 65 años juntos

Crónica de una maravillosa historia de amor

Es una historia romántica de manual. Una historia paradigmática. Una historia que deja en pañales los argumentos del mismo Bécquer. Es una historia de película. Una historia de cine. Una historia maravillosa. Una pareja de abuelos, que habían estado juntos durante 65 años, ha muerto el mismo día con pocas horas de diferencia…

¿Para qué morir en días diferentes? Los hechos – el hecho prácticamente al unísono- han sucedido en Missouri (EE.UU.). El matrimonio ha muerto el uno al lado del otro y cogidos de las manos, haciendo gala del inmenso amor que sentían. Cogidos de la mano.

Según ha confirmado la sobrina de la pareja, que creció en su lado, primero ha sido Jack, de 86 años, quien ha muerto. Unas horas después lo ha hecho Harriett, de 83. Sólo unas horas de diferencia. Sólo unas horas de tremenda soledad. Sólo unas horas entre la vida terrenal y la vida eterna.

Los dos pasaron sus últimos momentos juntos, con las camas colocadas al lado del otro. "Sé que están en paz y que vuelven a estar juntos", ha asegurado su sobrina, conmovida. Ella misma ha subrayado la gran historia que vivieron sus familiares.

Todo tiene su principio, pero no necesariamente un final. Sobre todo cuando de amor se trata. Harriett y Jack se conocieron en una fiesta, y desde entonces se hicieron inseparables. De allí, del encuentro primero, a la eternidad. Cupido actuó con su flecha más directa.

Se encendió, al instante, la llama de lo invariable. Casi seis meses después de ser novios, se casaron, decididos a pasar el resto de sus vidas juntos. "Nunca se separaban", ha explicado Sue, la sobrina. Eran uña y carne. Iguales entre sí. Media naranja sin fecha de caducidad. Hecho el uno para el otro.

Y una vida por delante. El matrimonio crió a sus dos hijos y a Sue, y durante toda su existencia trabajaron en su compañía de autobuses. La pareja vivió intensamente varios viajes, y compartieron risas, lágrimas y recuerdos. Todo tan lejos, todo tan cerca.

Harriett sufrió una caída hace un año, y a consecuencia del impacto se rompió la cadera. Mala señal. La mujer tenía demencia y esta circunstancia, junto con la herida que se hizo, la llevaron a acabar viviendo en una residencia de abuelos.

Poco después, casi en un santiamén, el amor de su vida la siguió: después de una caída y una fractura de cuello, los dos volvieron a vivir bajo el mismo techo. Un fenómeno de convergencia en toda regla. Un signo del destino. Un paralelismo de amor sin regates.

La salud de ambos fue empeorando y, sabiendo su historia, el personal del centro decidió poner las camas de la pareja juntas para que pasaran sus últimos momentos. Jack dio su último aliento al lado de su mujer, y ella lo siguió horas después. Unidos también en el más allá.

Una pareja de abuelos muere el mismo día tras pasar 65 años juntos