jueves. 25.04.2024

Policías de Málaga salvan a una bebé de una muerte segura

Los Policías encontraron al bebé amoratado, debido a que se estaba atragantando con un plástico

La actuación de agentes de la Policía Local de Málaga ha logrado salvar la vida de una bebé de ocho meses que se estaba atragantando con un plástico.

Los hechos tuvieron lugar sobre las 11.15 horas de este pasado jueves en un domicilio situado en calle Ebro, en la barriada La Palma, desde donde una mujer telefoneó a la Sala 092 de la Policía Local de Málaga alertando de que el bebé de su vecina no podía respirar.

Tras los hechos, dos unidades de la Policía Local de Málaga se personaron de urgencia en el lugar, comprobando a su llegada que la madre bajaba con la niña en brazos al portal del bloque en el que residen.

Los agentes encontraron a la bebé amoratada y respirando con mucha dificultad, ante lo que uno de los policías locales le practicó la maniobra de Heimlich para lactantes con la que, tras varios intentos, logró desobstruir las vías de la pequeña.

Tras ello, la bebé reaccionó expulsando un plástico que tenía en la boca así como varias bocanadas de leche, tras lo que rompió a llorar.

Aún así, la pequeña seguía respirando con cierta dificultad y no paraba de llorar, si bien estaba recuperando el color natural de su piel.

Evacuada al Hospital en un vehículo policial

Ante la gravedad de los hechos y siendo el medio más rápido para llegar a un centro hospitalario decidieron trasladarla junto a su madre, una mujer de 28 años, al Hospital Materno Infantil en un vehículo policial exento de mampara de protección.

Una vez en el hospital, la bebé fue estabilizada por el personal médico, quienes informaron de que la maniobra realizada por el agente para desatascar la obstrucción motivada por el plástico que tenía alojado en las vías respiratorias resultó decisiva para el buen desenlace final de los hechos.

Una vez estabilizada, la pequeña quedó ingresada en el hospital en compañía de sus padres.

Policías de Málaga salvan a una bebé de una muerte segura