viernes. 19.04.2024

Una pareja abusa de niños durante años para “mejorar su vida sexual”

En sus ordenadores había más de 5.000 fotografías de pornografía infantil

Patético. Deleznable. Indignante. Una pareja, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, ha abusado sexualmente de niños y niñas durante años con el objetivo de mejorar su vida sexual. Una teoría, de entrada, bastante trivial, por decir harto injustificada. Además de delictiva. Y punto más que canallesca. Una aberración continuada en el tiempo. Con énfasis de irracionalidad.

A más inri, los pedófilos hacían fotos de las criaturas -de los menores- de las que abusaban y se lo enviaban el uno al otro. Casi al instante. ¿Por mero morbo? ¿De quiénes se trata? Keeli Burlingham, una camarera de Greater Manchester (Reino Unido), y su pareja Peter Taylor, un electricista, Ambos abusando de niños durante años. Sin miramientos. Sin piedad. Sin ánimo de conversión. Sin ánimo de corrección. Sin ánimo de arrepentimiento.

El inicio de la cosa fue casi por casualidad. Todo empezó cuando Taylor pidió a Burlingham que se disfrazase como una colegiala mientras tenían sexo, como una especie de rol sexual para despertar su deseo. Para encender su pasión. Para ponerse a tono. Para calentar el motor sexual. Para encontrarse a sí mismo en esta degradación (personal).

Tuvieron una idea oscura: se les ocurrió abusar de criaturas para mejorar del todo su vida sexual. La pareja actuaba por separado: encontraban un niño o niña que los interesara, abusaban de él y hacían fotos o vídeos, que enviaban al otro. Al instante. Como un objetivo a corto plazo. Como una encomienda cómplice. Como una porquería mental.

Y sucedió lo que debía haber sucedido mucho tiempo antes. Que, sin pensárselo dos veces, uno de los niños abusados confesó los hechos a su madre, una amiga de la pareja, que ni por asomo dudó al denunciar los hechos: "No entiendo por qué hicieron eso. Han hecho daño a la persona más importante para mí". La mujer también ha afirmado que "estoy muy enfadada. Nunca les perdonaré lo que han hecho".

Fue esencial. Hacerlo público. Declarar y denunciar no ya la sospecha sino el fehaciente conocimiento – de primera mano- de todo cuanto estaba ocurriendo. La Policía empezó a investigar la pareja y descubrió más de 5.000 imágenes pornográficas de menores de edad en sus móviles y ordenadores. Menores de edad, 5.000 imágenes, la prueba más patente y “más visible”.

Las fotografías más recientes muestran a Burlingham abusando de una niña y a Taylor haciendo tocamientos a una niña de 11 años en bañador. También los agentes han encontrado evidencias que la pareja hizo un trío con un niño de su vecindario. El más difícil todavía en esta espiral de sinrazón.

A tenor de la tesis de los propios investigadores, Taylor sería quien propuso la idea y el primero en abusar de niños, manipulando a su pareja para llevar a cabo los mismos actos. Ambos se han defendido diciendo que tenían una "mala temporada" por sus anteriores matrimonios y querían "despertar su pasión". Así, textualmente.

En la actualidad Taylor está condenado a 18 años de prisión y Burlingham a 12 por varios delitos sexuales, y los dos aparecen ya en el registro de delincuentes sexuales. El juez considera que sus actos son indignantes y una aberración, que implican a los miembros más importantes de nuestra sociedad: “los niños”.

Una pareja abusa de niños durante años para “mejorar su vida sexual”