viernes. 19.04.2024

El alcohol, la droga más popular en España: ¿Dónde está el límite?

El ocio sin alcohol es inconcebible para muchas personas, algo que hace que este problema sea casi irreversible

La cultura occidental tiene como costumbre acompañar cualquier acto de ocio en un momento idóneo para consumir alcohol, convirtiéndose esta práctica casi en un ritual para muchos. Salir a cenar, comer o de fiesta, son las situaciones que más favorecen al consumo de alcohol.

Por tanto, no es de extrañar que el alcohol esté considerado como la droga más consumida en España, como así lo recoge la encuesta Edades 2011-2012 (DGPNSD 2013), el 76 por ciento de los participantes dijo haber consumido alcohol en el último año y el Ministerio de Sanidad sitúa la edad de inicio del consumo entre los 13 y los 14 años.

Pese a que desde muy pequeños se bombardea la cabeza de estos con que el alcohol es malo y que su abuso puede derivar en una gran cantidad de problemas, la pregunta es: ¿Qué nos empuja a beber tanto y dónde está el limite de esto?

Según Lourdes Azorín, médico responsable del tratamiento de Alcohol en el Centro de Atención Ambulatoria de Proyecto Hombre Madrid, el alcohol juega un importante papel social, que puede determinar el inicio y establecimiento de un abuso o una adicción.

"La presencia del alcohol en nuestra sociedad es enorme y la presión para beber también. El alcohol es un depresor del sistema nervioso central y muchas personas lo usan como ansiolítico y con frecuencia enmascara cuadros de depresión ansiosa”, apunta.

En el caso de los adolescentes y los jóvenes, el consumo de alcohol también puede ser una forma de buscar la aprobación del grupo y sentirse parte de él, a su vez, es una forma de que muchos de ellos pierdan la timidez buscando ser una persona más "abierta" o "divertida".

“La denominación abuso ha desaparecido de las clasificaciones internacionales. La adicción es una enfermedad mental que, como otras, no se elige y puede tener un curso clínico prolongado”, apunta Nestor Szerman, presidente de la Fundación Patología Dual.

¿Cuándo preocuparse?

“Cuando se ha producido un problema asociado al consumo de alcohol y la persona no ha podido cambiar el patrón de comportamiento, por ejemplo una persona que le han retirado el carnet de conducir por alcoholemia y no ha variado su conducta, es también un dato de alarma”, añade Azorin.

Szerman asegura que si un individuo “necesita” alcohol, aunque sea solo los fines de semana, ya estamos hablando de un trastorno ya en marcha. El especialista señala que si no se reconoce y se trata, este trastorno desembocará en graves peligros físicos, psíquicos y de conducta.

¿Cómo tratarlo?

“Las familias se dan cuenta, en la mayoría de los casos, y son un agente terapéutico muy importante para ayudar a iniciar y sostener un proceso terapéutico”, señala.

“En el proceso terapéutico se combinan la intervención grupal, la individual y la intervención familiar y, si es preciso, la intervención para la reinserción o la formación laboral. Hay varios programas de menores, de centro de día para personas con patología dual, de centro de día de personas que necesitan una mayor contención, de tratamiento ambulatorio de dos sesiones semanales… Nos adaptamos a la demanda y a la situación de cada persona”, explica la especialista.

“Muchas veces, la tolerancia de determinadas conductas en el seno familiar no ayuda. Hay que ofrecerle información, facilitarle recursos a los que acudir y darle acompañamiento en el proceso y apoyo. Sabemos que esto es fundamental en muchísimos casos”, concluye.

¿Cómo prevenir la adicción?

  • Dificultar su acceso a los menores.
  • Reconocer los factores de riesgo para identificar otros trastornos mentales, diagnosticados o no, que pueda tener el niño/adolescente o los antecedentes en la familia biológica de esta persona.
  • Revisar el propio consumo de alcohol, ya que en muchos casos es elevado y la tolerancia social a las cantidades que se toman es mucho mayor que la recomendable.
  • Aumentar la información y la formación.
  • Procurar un ocio más saludable y diversificado, “el sumun de la diversión no puede ser el botellón”.
  • Valorar la sobriedad, la lucidez de la conciencia como valor trasversal a todo.
  • Valorar la libertad y la responsabilidad, somos sujetos de derecho y de deberes.
  • Ofrecer educación para desarrollar la inteligencia emocional y el equilibrio personal.

El alcohol, la droga más popular en España: ¿Dónde está el límite?