jueves. 28.03.2024

Los fans no necesariamente idealizan o han de idealizar a sus ídolos. La perfección no habita en el común parecer de todos los mortales. Es decir: no existe un criterio unánime al respecto. Tampoco una sublimidad humana como máxima categorización inapelable. Ni los ídolos son dioses o semidioses ni tampoco iconos superiores al resto de los seres humanos. En este sentido Billie Eilish es un ejemplo paradigmático.

Billie Eilish

Los fans más legítimos son aquellos que vierten cuarto y mitad de dosis de realidad, de realismo, de cierta objetividad en la suprema admiración que sienten y presienten por el objetivo de sus ovaciones. La conexión fan-ídolo a veces se sustenta más creíblemente sobre las bases de la identificación, de los valores más asibles del artista admirado y de la igualdad relacional que éste mantenga con sus cientos o miles o millones de seguidores.

Más humano que divino  

El ídolo no debe sentirse sacramentalmente divino sino fieramente humano. Cuanta más humanización demuestre el ídolo, menos idolatría y mejor calidad admirativa del fan, de los fans. Es una cuestión de tácito pacto de sangre. De una consanguinidad por control remoto. Una sincronía que aproxima latidos en la distancia geográfica. El fan de calidad se reconoce en el ídolo como espejo. Espejo de alma, espíritu y corazón.

A nadie escapa que un fan siempre ha pensado tener frente por frente, para sí, a su ídolo. Se trata de un ideal que gravita en los sueños de ojos abiertos de quienes siguen de cerca a una estrella. En este caso a una estrella de la música. Imaginar esa posibilidad. Perseguirla como una opción posible. Acercarla al primer escalafón de los deseos. Disfrutarla meramente, siquiera sea así, en el pensamiento.

Frente por frente

Cabría cuestionar al lector qué pregunta formularía a Billie Eilish si la tuviera frente por frente. En una entrevista figurada. En una entrevista donde pudiera caber cualquier duda. ¿Cuál sería la pregunta más repetida? Seguro que el cuestionario variaría tanto como personas tuviera la vocalista enfrente.

Nos ponemos a imaginarla y salen de sopetón varias. Por ejemplo: ¿Cómo sobrelleva la fama? ¿Qué es lo peor de no ser una persona anónima? ¿Qué relación mantiene con sus fans? ¿En qué momento del día te gusta más componer? ¿Crees que tus canciones sirven de estímulo y de enseñanza a otras personas? ¿Por qué nunca usas o casi nunca tacones? ¿Cuál crees que es la mejor canción de The Beatles?

Billie Eilish

Y muchas más

Habrían más…. ¿Qué piensas del maltrato animal? ¿Cuáles son tus tres  palabras preferidas del diccionario? ¿Piensas que la música puede mejorar al mundo? ¿La prensa por lo común te trata bien? ¿Cuál es la parte de tu cuerpo que menos te gusta? ¿Y la que más? ¿Qué estación del año prefieres y el porqué? ¿Has disfrutado más del amor que sufrido por desamor? ¿Crees que existen amores para toda la vida?

Piense el lector qué pregunta le gustaría formular a la joven cantante. Por este ejercicio se comenzará a conocer cómo siente cada cual a esta mujer que tantísima multitud de personas atesora tras de sí. Billie Eilish es también millones de preguntas aún por responder.

¿Qué pregunta directa le formularías a Billie Eilish?