jueves. 28.03.2024

Ruiz Miguel: “El mayor éxito de mi vida es estar hoy aquí sentado”

La Fundación Cultura Taurina  ha celebrado la tercera jornada del Ciclo de Reconocimientos Conmemorativos

El 11 de diciembre se ha celebrado la tercera sesión del Ciclo de Reconocimientos Conmemorativos organizado por la Fundación Cultura Taurina en la sede jerezana de Bodegas Fernández Gao (calle Arcos). Ha estado centrada en la figura de torero Francisco Ruiz Miguel y en su quincuagésimo aniversario de alternativa. Las dos anteriores se han fijado en Fermín Bohórquez, por treinta años de alternativa, y en Juan José Padilla, por veinticinco años de la suya. En todo el ciclo ha sido destacada la presencia de público y en ésta ocasión, entre los asistentes, destacamos a los maestros Luis Parra Jerezano y José Luis Galloso, así como a Eduardo Ordóñez, presidente de  las Escuelas Taurinas Andaluzas, a varios subalternos y representantes de diversos colectivos taurinos.

Abrió el acto Antonio Sánchez Gago, director de la bodega, agradeciendo a la Fundación Cultura Taurina por la organización de las tres jornadas en las que Bodegas Fernández Gao ha mostrado su apoyo al mundo de los toros, que espera seguirá. Rafael Valenzuela Izquierdo, en nombre de la Fundación Cultura Taurina, tomó la palabra primero para agradecer a Bodegas Fernández Gao por su amabilidad y la cesión de las instalaciones como apoyo al mundo taurino. En segundo lugar, aprovechó la oportunidad para hacer una relación de los pasos dados por la Fundación.

En abril de 2017 la Asociación de escuelas taurinas andaluzas comunicó el mal estado de las instalaciones de la Escuela de Tauromaquia de Jerez, que obligó a trasladar una clase práctica a otra localidad. En la memoria de los presupuestos municipales (en su página 14) apareció la propuesta de Izquierda Unida de suprimir la Escuela. En mayo se constituyó la Asociación de Antiguos Alumnos (presidida por Benito Carral) para abrir un camino de colaboración directa con el Ayuntamiento. En julio un antiguo alumno donó altruistamente un camión de albero y otros aportaron pintura para las instalaciones. Tras diversas reuniones con el concejal de Cultura y con técnicos municipales, en diciembre deciden constituir la Fundación Cultura Taurina, la opción más cara pero la más consistente para conseguir la concesión de las instalaciones, y se registra en la Junta de Andalucía el borrador de estatutos, el programa de actuación y el estudio de viabilidad económica. En Marzo de 2018 se constituye la Fundación en escritura pública por tres antiguos alumnos (Rafael Valenzuela, David Romero Cornejo y Joaquín Mulero). El 12 de septiembre se inscribe en el Registro de Fundaciones y se obtiene así capacidad jurídica. El 21 de noviembre se solicita apertura de expediente administrativo para la concesión del suelo municipal donde está la Escuela.

El año 2019, en enero, la Fundación tiene una reunión con el señor Camas y con los técnicos de Patrimonio; ahí se palpa el deseo en firme del Ayuntamiento de llevar a cabo la concesión. El 12 de abril se registra toda la documentación solicitada en enero. En el último pleno antes de las elecciones municipales el concejal señor Saldaña lleva a Pleno la cuestión y el señor Camas describe todo el recorrido hasta llegar el expediente a Intervención. El 24 de junio, tras las elecciones municipales, en otro escrito a la alcaldesa se solicita reunión para que informe sobre la situación de la escuela. El 30 de julio y el 1 de agosto vuelven a realizar una nueva petición en registro para reclamar la reunión solicitada.

El 19 de agosto se recibe una llamada de la Alcaldía en la que se informa que la alcaldesa concederá una reunión para aclarar la situación. Pasados treinta días se envía nuevo escrito pidiendo nuevamente una reunión. El 25 de septiembre se envía escrito a la Diputación Provincial para la que la presidenta medie ante la alcaldesa de Jerez dado el apoyo que la entidad muestra a nuestra cultura taurina, pero aún no hay respuesta. El 26 de septiembre salta la noticia de que el Ayuntamiento ha ofrecido a la Junta de Andalucía los terrenos de la escuela para la Ciudad de la Justicia, ofrecimiento rechazado por la Junta. El 27 de septiembre se celebra una reunión de la Fundación con el responsable taurino de la Junta de Andalucía, señor Briones, para exponer el trabajo desarrollado para recuperar la Escuela. En el Pleno de Septiembre el Partido Popular lleva a Pleno el asunto y pide explicaciones sobre cómo se le ocurre al concejal ofrecer las instalaciones para Ciudad de la Justicia; la respuesta es que el asunto está en manos de Intervención y que no depende de él. El 14 de octubre la Policía Municipal coge in fraganti a cuatro ladrones dentro de la escuela, como recogió la prensa. El 23 de octubre se solicita por escrito una reunión con la alcaldesa para tratar el tema de la concesión y del asunto de los ladrones además de pedir un informe de la situación. El 7 de noviembre se envía al Ayuntamiento una carta del presidente de la Fundación del Toro de Lidia, don Victorino Martín, recordando que la cultura taurina está amparada por ley. El 8 de noviembre se solicita por Registro una reunión con el grupo municipal socialista y otra con el de Ciudadanos pero aún se sigue a la espera. El 4 de diciembre, en una entrevista a la prensa local, el representante del grupo municipal Adelante Jerez, Ruiz Verdejo, manifiesta que entre sus cinco condiciones básicas para apoyar el Presupuesto municipal de 2020 está no ceder las instalaciones de la escuela a ningún colectivo taurino. Esa es la verdadera razón de por qué a día de hoy no se ha decidido la concesión administrativa.

La intención es recuperar la Escuela evitando toda confrontación, que no lleva a ningún sitio. Hay que trabajar con la misma honradez con que los toreros se juegan la vida, con templanza, con sacrificio y con paciencia. Es gratificante que las actividades realizadas por la Fundación tengan repercusión entre los aficionados.

Como tercer punto del orden del día, el matador de toros Francisco Ruiz Miguel tomó asiento para recordar sus cincuenta años de alternativa, en conversación con Jerónimo Roldán. Su trayectoria empezó con veintiuna novilladas sin picar y cuarenta y siete novilladas picadas. Tomó la alternativa en 1969, con veinte años, en Barcelona. Salió diez veces por la puerta grande en Las Ventas (más una con una sola oreja y tres vueltas al ruedo). Tuvo una primera retirada en 1989, con una corrida en solitario ante seis toros de seis ganaderías duras en Las Ventas. Vuelve en 1991 y lo deja el mismo año. Reaparece en 2001 con la intención de matar diez o doce corridas de Victorino pero a la segunda no se vio bien. Luego tuvo algunos regresos, como el 2011, cuando con 62 años reapareció en Sanlúcar de Barrameda; allí volvió para dar la alternativa a su paisano David Galván el 2012, el mismo año en que toreó en Arles, despidiéndose de esa plaza con El Fundi. En 2014 inauguró la plaza de Almedinilla, anunciando que esta corrida era la última, pero al fin se retiró el 18 de julio de 2015, en su San Fernando natal.

La etapa de los diez primeros años fue la más bonita y de más ilusión, cuando no se tiene nada y se quiere tener todo. Luego entra la tranquilidad y el pensar más delante de los toros. “He tenido mucha suerte en mi vida y en mi profesión; mi carrera ha sido dura pero una plaza como Madrid me ha dado todo y aemás en 1971 corté el último rabo de Sevilla, a un miura, que me marcó mucho y me abrió las puertas de la profesión. También corté un rabo en mi primera corrida con los victorinos, en Vic. Igualmente corté un rabo en mi primera tarde con los pablorromeros. Me he forjado con las corridas duras y hoy puedo contarlo porque no me falta ni un cachito de mi cuerpo. El mayor éxito de mi vida es estar hoy aquí sentado”.

Mi cuadrilla era una familia y en su mayor parte jerezana, empezando por el mozo de espadas Garbancito y siguiendo con el picador Martín Toro (conmigo de toda la vida) o los banderilleros Juanito Sánchez y El Formidable (conmigo desde novillero). Lo bueno es tener a tu lado gente de confianza, que además te dicen la verdad. Baldomero Ortega me dio en Zaragoza una de las más grandes lecciones que me han dado en mi vida, cuando me mandó ir andando desde la plaza al hotel por haber fallado con dos buenos novillos de Conde de la Maza; se lo agradezco, porque estaba mirando por mis intereses. También, por supuesto, del maestro Rafael Ortega y de Paco Ortega, mi apoderado, he recibido muchos consejos”.

Paco Ortega compartía comisión con Juan Martínez, el cual, al morir aquel, se hizo cargo total del torero. “Al año siguiente de haber sido triunfador de San Isidro y de haber toreado la Prensa y la Beneficencia, me dijo que me olvidara de ir a Sevilla porque, según él, me pesaban los años de alternativa; sólo tenía Granada, apalabrada en ochocientas mil pesetas. Decidí romper con él y me puse en manos de Pepe Luis Segura, que inmediatamente transformó el contrato de Granada en cuatro millones de pesetas, a pesar de que el empresario dijo que no volvería a esa ciudad; fui y corté cuatro orejas y un rabo. Al año siguiente volví, con dos tardes y cuatro y cuatro; seguí yendo todos los años a Granada. Empezó la etapa de recoger los esfuerzos que había hecho hasta entonces. Tenía la finca Los Caños, que estaba sin pagar y la terminé de pagar, y pude comprar además la finca aneja, Puerto Frontino”.

“La nueva etapa fue más holgada pero los atragantones eran muy duros. En Pamplona, con treinta y cinco tardes, le quité el record de actuaciones a Ordóñez, que se lo había quitado a Machaquito. Los encastes duros hoy han cambiado para embestir más. Miura siempre es Miura pero el bueno de ahora es mejor que el bueno de antes y el malo de ahora es menos malo que el de antes”.

Mi tauromaquia la tuve que aprender sobre la marcha, tanto de los ganaderos como, sobre todo, de Rafael Ortega, que me insistía en no pegar tirones, no levantar la mano, no dejar coger los engaños, guardar las distancias, estar bien colocado.... Iba cogiendo esos consejos y los iba aplicando al toro que creía que mejor le venían. Además, ha sido muy importante estar bien físicamente, porque, si no,  el corazón no bombea bien y la mente se nubla”.

“Entre retirada y retirada, mi mozo espadas me buscaba festivales, que fueron también una etapa muy bonita. Retirarme en 1989 fue un error por mi parte; iba en mi finca La Gloria y a las dos o tres horas me volvía a casa porque andaba desilusionado. Luego anduve por los sitios de modo esporádico. Fue en Tarifa donde tuve mi último gran susto, por hacerle un favor a Carmelo y Caba, amigos míos; era un mano a mano con Ferrera y al toro que me cogió lo escogí yo mismo en el campo. Me pudo destrozar la vida y eso que no me pegó cornadas, pero me pisó y me rompió las costillas, que me atravesaron la pleura. Volví a los pocos meses. Ahora no toreo ni una becerra, por una promesa a mi familia, aunque tengo vacas en mi casa”.

Sobre su momento personal dice que “estoy recibiendo reconocimientos por España y Francia y es muy bonito. Me reconocen por la calle tanto los niños de cinco años como las mujeres de edad; es cosa de la televisión. No he dado más besos a viejas en mi vida que ahora”. Sobre el momento de la Fiesta, “el problema es que hay políticos a los que no les gustan los toros y no quieren dejarte ir a los toros con tu hijo. En Jerez, con lo que ha sido Jerez, los políticos no quieren abrir la escuela taurina, la prefieren para meadero de gatos. Por otra parte, faltan toreros mediáticos. Si José Tomás se apuntara a veinte corridas, o doce mismo, sería una revolución, pero se limita a una o dos y se va a pescar; eso no es apoyar la Fiesta, es apoyarse a sí mismo. Hace falta uno que diga aquí estoy”. Finalmente, sobre las ganaderías, dice que están en buen momento y los toros salen ya educados.

Acabó la conversación, prometiendo Ruiz Miguel volver dentro de otros cincuenta años y añadiendo que se han quedado muchas cosas en el tintero, como que ha lidiado un total de 1425 corridas, de las que 100 corridas han sido de Miura, 89 de Victorino, 50 de Murteira Grave y 36 de Pablo Romero.

A continuación, Rafael Valenzuela entregó al maestro de la Isla una placa de recuerdo por sus cincuenta años de alternativa y a su esposa, un ramo de flores, así como al director de la Bodegas Fernández Gao. Ramón Chica, presidente de la Peña Jesulín de Ubrique, también le entregó título personal un recuerdo al torero. Tuvo lugar después la firma de una bota, al lado de la que firmó Juan José Padilla la semana anterior. Se pasó a un photocall prolongado, que fue señal del cariño que los aficionados le mantienen a quien fue un gladiador de los ruedos. Finalmente se brindó con un jerez de honor en el patio de la bodega y la charla en corrillos se prolongó en la noche.

Ruiz Miguel: “El mayor éxito de mi vida es estar hoy aquí sentado”