miércoles. 24.04.2024

Viernes Santo en Granada

Las calles y barrios están tristes y grises, pero hay hogares llenos de color y calor

Hoy habría sido de esos días en los que uno mira al cielo con la ilusión de que no hubiera rastro de nubes. Pero esa mirada ya no tiene sentido.

Ahora alzamos la vista en gesto de súplica, como si entre los rayos de sol, o las gotas de lluvia, buscáramos a Dios para orarle y rogarle que esto termine cuanto antes. Para que aparte tanta Amargura a todos aquellos que viven su propio Vía Crucis. Y que los llene de Esperanza, mientras la sociedad mundial se colma de Caridad. Muchas palmas diariamente a sanitarios, enfermos, niños, sin embargo, ninguna saliendo de San Andrés acompañando a la Entrada de Jesús en Jerusalén.

"¿Por qué me has abandonado?" Pregunta que, quizá, retumbe en los hospitales convertidos en Huerto de los Olivos.

Lo que los pacientes no saben es que entre tantos Dolores, el Señor, jamás los dejará solos. No habrá Soledad amarga. La fe siempre será nuestro Rescate.

Los granadinos tenemos la suerte de contar con el Sagrado Protector que aparta de nosotros toda angustia.

Hoy es viernes. Viernes Santo en Granada. Día de algarabía y respeto en el Realejo. Madrugada de Misericordia. Calles abarrotadas. Pero en estos momentos, las Penas se han asentado en muchos hogares de esta provincia. Otros viven esperando con Paciencia y resignación el fin de este confinamiento. Algunos buscan Consuelo a tanto dolor y lágrima. Los Estudiantes meditan inquietos sin saber cómo ni en qué momento les pondrán Remedios a sus problemas.

Y Él... Él siempre está entre todos nosotros. Un Cristo nazareno que pasea silente derrochando calma y Paz. Aguardando el momento. Su Entrega por nosotros.

Y a las tres de la tarde… Favores en un Campo del Príncipe vacío. Favores aclamados al Cielo: “Padre, si es posible, aparte de mí este cáliz”.

Y una vez que transcurra todo este mal, ¿qué sucederá? Quizá volvamos a caer sobre nuestras debilidades y pecados.

Uno, dos, y hasta Tres Caídas. Y Él, ayudado por aquel Cireneo, prudente y callado, será quien nos impulse a nosotros para levantar. En pie, cargaremos nuevamente nuestra Cruz. Tropezaremos sobre las mismas piedras. Y dolerán las Caídas. Pero Él no pasará. Ni su Palabra. Permanecerá sonora a través de los tiempos.

Tal vez, regresaremos a esa absurda creencia de sentirnos seres superiores que han aprendido poco o nada de esta llamada, que viven frenéticamente sin valorar la esencia de nuestra existencia Y volveremos a caer. Perdón.

Nos encontramos de lleno en nuestros días grandes. Las calles y barrios están tristes y grises, pero hay hogares llenos de color y calor. Familias que convertirán esta semana, en su semana de Pasión: rezando, orando, siguiendo los oficios desde los distintos medios de comunicación.

Y en el silencio ensordecedor se escuchará el murmullo de miles de personas rezando el Rosario. Hoy no es un viernes cualquiera, es Viernes Santo, inusual y atípico, pero Viernes Santo de 2020.

No habrá pasos en las calles, ni música de tambores y cornetas, pero se palpa mucha fe en el ambiente y eso, a fin de cuentas, es el sentido principal de la Semana Santa.

Viernes Santo en Granada