jueves. 28.03.2024

Piedad de militares para evitar más lágrimas

La hermandad vuelve a resurgir tras pasar momentos delicados

El Martes Santo gaditano tiene un aire especial desde la iglesia de Santiago. El sonido de las campanas anuncia que el Santísimo Cristo de la Piedad está próxima a realizar su estación de penitencia en la Catedral.

El sol alumbra el momento mágico de una de las salidas más complicadas y hermosa de la Semana Santa gaditana. Los rayos resplandecen sobre la puerta del ya conocido para siempre como templo de los jesuitas.

A partir de este momento, desfile de penitentes de un cortejo selecto y comprometido, e igualmente comienza a intuirse un aroma brillante, distinto, se percibe la grandeza de la heroica y a veces maltratada milicia.

La plaza de Pío XII, con el verdor de las palmeras, resulta un enclave insuperable para admirar el paso del Señor. Misterio de importante dimensiones, una especie de abrazo que es capaz de abarcar con su grandeza a cuántos se acercan a contemplarlo.

Y detrás la Virgen de las Lágrimas, una Dolorosa que nos transmite la sensación de máxima tristeza. Apenas puede levantar sus ojos, fuente del caudal de sus lágrimas. Nunca una advocación fue más precisa.

Es tiempo de militares, de héroes que también se juegan su vida y su salud por atender a los más necesitados, un gremio que siempre ha aportado raigambre y solemnidad al desfile de la cofradía de Piedad cada Martes Santo.

Historia

Se funda en 1731 en Santa Catalina, esta fue autorizada por el Cabildo Eclesiástico de la ciudad ya que la sede se encontraba vacante. Se aprobaron nuevas reglas el 27 de mayo de 1.758 por el Obispo de Cádiz, Fray Tomás del Valle, que son sancionadas por el Real Consejo de Castilla.

En la década de los años 40 del siglo XX, reciben la donación de la talla de Nuestro Padre Jesús de la Humillación, talla que incorpora en sus Estatutos como imagen de culto, llegando a procesionar varios años.

Imágenes

La talla del Crucificado está realizada por el genovés Francesco María Mayo en 1754, posteriormente fue restaurado por Mortola (1759), Sebastián Santos Rojas (1961), y José Miguel Sánchez Peña (1983), a quien se debe la cruz arbórea y la inscripción INRI. La Virgen de la Consolación, Madre de la Iglesia,  que procesiona en el misterio es de Luis González Rey (1997), de rostro maduro, mirada alzada y manos entrelazadas, y las tallas de San Juan (1958), y la Magdalena (1960) son de Francisco Buiza Fernández.

María Santísima de las Lágrimas es obra del sevillano Francisco Buiza Fernández, que la realiza en 1958. También rinde culto esta Cofradía a Nuestro Padre Jesús de la Humillación, talla atribuida a Pedro Roldán y Nieva, fue restaurado por Miguel Láinez Capote y más recientemente por Ángel Rengel Gómez, quien realiza un nuevo cuerpo para el Señor.

Piedad de militares para evitar más lágrimas