viernes. 19.04.2024

‘Escamá’ con Pablo Iglesias

La APM ha denunciado la intimidación que ejerce Podemos contra los periodistas cuando está en desacuerdo con sus informaciones

‘Escamá’ con Pablo Iglesias

 Por Marga Segura 

Vaya por delante (no quiero criticarlo, no quiero criticarlo…) que me tiene en guardia, ‘escamá’, desde el minuto uno, desde que saltó a la escena política con ese aire de ‘illuminati’. Dicho esto, y dejando de lado ese sabor de subjetividad que rezuma esta columna del caos desde sus orígenes, allá cuando deambulaba entre lunas extraordinarias y espejos inmortales, quiero exponer un hecho objetivo que aún (por lo que se ve) no ha tenido tanta repercusión mediática como una incoherencia de tamaño escandaloso requeriría, más aun tratándose del espectro político.

Pablo Iglesias, Podemos | REUTERS/Andrea Comas

Vamos al grano: Parece ser que el partido de Pablo Iglesias ha hecho un ERE, según ha denunciado un grupo de trabajadores recién despedidos a consecuencia, por lo visto, del enfrentamiento ganado por el líder podemita al hasta ahora segundo de la formación morada, Íñigo Errejón.

La denuncia, según publica Expansión, se produjo en la sede de la plaza Emilio Jiménez Millas de Madrid ante el inspector de Trabajo que se encarga de la mediación abierta entre el partido y estos trabajadores, que alegan que el número de despidos sobrepasa los límites legales para que se declare un ERE.

Y es que Podemos sí puede… despedir, como así aseguran que ha hecho en dos ocasiones consecutivas y en breve periodo de tiempo. Según relata, empezaron a echar a los errejonistas en noviembre, en Madrid, y ahora, justo después de Vistalegre, continúan con una segunda ronda de despidos en la sede central, dejando en la calle a 30 trabajadores, quienes no dudan en denunciar “un ERE encubierto, en toda regla”.

Habrá que escuchar la versión de Pablo Iglesias, aunque poca defensa tiene el líder de este partido de incertidumbre ideológica y fines indefinidos, cuando la contradicción está servida, ya que es evidente que se ha recreado en la lucha contra la reforma laboral que puso en marcha el PP, la primera gran medida aprobada por el Gobierno Rajoy la pasada legislatura, y votó a favor de una Proposición no de Ley (PNL) que instaba

al Gobierno a derogarla e iniciar un proceso de diálogo para la elaboración de un nuevo Estatuto de los Trabajadores.

Para más inri, en su programa de gobierno vendía a bombo y platillo que iba a prohibir los despidos en empresas viables, así como se ha posicionado en favor de trabajadores despedidos, haciéndose la correspondiente foto y dándose golpes en el pecho en defensa de los trabajadores, como ocurrió con los despidos de Coca-Cola o Telemadrid, entre otros.

¿En qué quedamos, entonces? Se está en contra de todos los despidos o no se está. ‘To be or not to be’. ¿Hay trabajadores con más derechos que otros? Mmm… Las pancartas, las manifestaciones en la puerta de Génova con el puño en alto y los titulares demagógicos están muy bien como alharaca, pero cuando llega la hora de la verdad hay que estar a la altura y ser coherente. Y, en este sentido, Pablo Iglesias está dejando mucho que desear.

A ver cómo puede explicar esto. Y a quién se lo explica, porque al líder de Podemos le está saliendo un tupé de tinte amarillo pollo. Al igual que Trump, arremete contra la prensa. Ayer la Asociación de la Prensa de Madrid –APM- ha denunciado la intimidación que ejerce Podemos contra los periodistas cuando está en desacuerdo con sus informaciones.

Concretamente, la APM ha emitido un comunicado en el que “exige” a Podemos “que deje de una vez por todas la campaña sistematizada de acoso personal y en redes que viene llevando a cabo contra profesionales de distintos medios, a los que amedrenta y amenaza cuando está en desacuerdo con sus informaciones”.

Es lo que tiene el populismo, que cuesta llevarlo a la práctica cuando se tiene responsabilidad, cuando hay que tomar decisiones y cuando hay que enfrentarse a la libertad en su máxima expresión. A no ser que Pablo Iglesias tenga en mente ejercer una política surrealista con tintes anarco-fascista, es decir, aplicar la anarquía para él y el fascismo para los demás. Esperemos que no. ¿Qué opinan?

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