sábado. 20.04.2024

Dicho y hecho. Lo prometido es deuda. Y, por ende, hay que cumplirlo. Así ha actuado, en derechura, Felicity Palmateer  quien sí en efecto ha cumplido su promesa al publicar un video surfeando totalmente desnuda. Completamente desnuda y sólo acompañada de la tabla, de su tabla. Ella, su cuerpo, su interioridad, el mar y la naturaleza.

Tiene 28 años, y a este fin se comprometió hace cinco años. El que la sigue, la consigue. Sobre todo cuando las oportunidades se presentan que ni pintiparadas. Al fin ha conseguido secuenciar su hazaña. Al fin ha logrado grabar su hito. Su experiencia propia, inmortalizando las imágenes que además se han hecho virales en las redes sociales.

Sorpresivamente esta actuación ha generado una inesperada polémica. Hay quienes no han visto con buenos ojos esta evidente demostración del personal ejercicio de la libertad. Así las cosas, Felicity Palmateer no ha dudado en desafiar a sus críticos. Lo ha hecho además abiertamente. Afirma que sólo quería evidenciar, mostrar, demostrar, participar, comunicar su conexión plena, su conexión sin trabas, su conexión abierta con el océano.

Sin neopreno y sin bañador

Su conexión natural, sí, con el océano. Sin neopreno y sin bañador. La protagonista de esta noticia ha afirmado que se trata de un "proyecto de apariencia simple pero que ha sido muy difícil de llevar a cabo". Y lo ha sido porque, desde el año 2015, Felicity estuvo buscando a destajo localizaciones en Fiji, Hawai y en diferentes zonas de la costa australiana.  Y además no lo ha hecho a cuentagotas, sino sin parar, sin descanso prácticamente.

Este logro ha tenido su proceso, que además ha sido calificado de tormentoso por el productor de la película Johnathan 'JJ' Jenkins. Esto sin mencionar la dificultad de que mantener el proyecto “en secreto era fundamental para que Felicity Palmateer se sintiera cómoda actuando, con intimidad, y para evitar personas, otras cámaras y multitudes”. No ha sido cosa fácil, no ha sido empresa sencilla, no ha sido coser y cantar.

Y llegó el edén deseado: Felicity Palmateer y su equipo hallaron una playa mágica con unas olas gigantescas y, al fin, pudieron rodar un clip nada más y nada menos que de cuatro minutos.

Espontaneidad natural

No había esquemas previos para las tomas. No se trataba de seguir un plano secuencia. Todo debía responder a una naturalidad. A una espontaneidad en femenino singular. A un edén que acoge a la mujer anónima. No salvaje pero sí libre de todo corsé. Ella se metió en el agua, como una pieza más del bellísimo entorno, completamente desnuda, y a conjugar la acción de surfear.

Todo dispuesto para la grabación. Para captar y capturar las tomas. La espectacularidad de lo audiovisual. La tripulación se concentró al máximo: usó además drones de seguimiento y cámaras acuáticas. La surfera afirma, muy convencida, que la experiencia le ha servido para “abrazar mi feminidad en un lugar libre de juicios -el océano-, me ha permitido ver mi cuerpo de una manera diferente".

Molestar la puesta en escena

Parece que no subyace ningún aspecto perjudicial en la iniciativa. Pese a que Felicity afirmó a las claras que su clip “no requiere ninguna explicación”, asumió que a algunas personas les va a molestar su puesta en escena: “El vídeo tiene la intención de ser provocativo, al mismo tiempo que desafía las nociones relacionadas con la belleza. Si se trata de generar conversación y desafiar a la gente, entonces ese es el objetivo del arte, ¿verdad?", ha comentado.

Felicity Palmateer se ha expresado y ha gritado en silencio su concepto sobre “la libertad”. El proyecto final, que entrelaza el surf y el arte, muestra a la joven surfeando desnuda sobre olas peligrosas, olas inimaginables, algunas de las olas más grandes del mundo. Algo distinto pero nunca distante.

Felicity Palmateer surfea desnuda sobre olas peligrosas