miércoles. 24.04.2024
La Piedad subiendo por la Calle Taxdir | Por: Adrián Zurera
La Piedad subiendo por la Calle Taxdir | Por: Adrián Zurera

Recuerdos a Sábado Santo

Un broche final a una extraordinaria de añoranzas ochenteras

Frío. Y como siempre, miradas al cielo por la temida lluvia. Eran las cinco y cuarto de una tarde de noviembre, que bien podría ser la de uno de los Sábado Santos que mi padre que narraba de pequeño. Nada que con lo vivido este jueves en Jerez. La Hermanad de la Piedad, sobria y elegante, aguardaba en la Basílica Menor de la Merced Coronada a la espera de la salida de su cortejo para retornar a la Real Capilla del Calvario.

La Piedad subiendo por la Calle Taxdir | Por: Adrián Zurera

Puntual a su cita, la Virgen de la Piedad enmarcada en la portada de la Basílica de nuestra Patrona comenzaba a salir a los sones de la marcha “Cristo de la Expiración” de Germán Álvarez Beigbeder interpretado por la Unión Musical Astigitana. Sin las Marías ni San Juan, sola en el Duelo, la Piedad con una alta candelería caminaba por la calle Merced para buscar el saludo con la Soledad en la Victoria.

Antes, con los muros de Santiago como testigos, Juan Guede rezó cantando a la Madre de la Piedad. Sola bajo ese palio que bordaran las hermanad Antúnez y con marchas que recordaran al compositor Beigbeder, caminaba ante un público que aumentaba en afluencias según iba pasando la comitiva de hermanos por la calle Ancha.

En la Victoria, la Madre de la Soledad a los pies de su hijo descendido, aguardaba en el dintel de la puerta al saludo con la Piedad. ¿Qué se dirían en esa conversación entablada entre estas dos dolorosas, ante la nube de incienso y los rezos de los hermanos del Viernes Santo y un Jerez cofrade? Nadie lo sabe.

Un momento especial, único y emotivo. Las presidencias de las Hermandades que quisieron acompañar a la Cofradía del Calvario, formaron un pasillo para que pasara el maravilloso palio de las hermanas Antúnez. Solo el tintineo de unos varales y la voz de la saga de capataces de los “gorriones” llamaban al rezo de sus costaleros con una delicada mecía de su Virgen a las plantas de la Iglesia de la Victoria.

La Cofradía tomó por Lealas para revirar por Juan de Torres y volver así al lateral de Santiago entre una lluvia de pétalos y aplausos, de ya un numeroso público que no se quería perder esta estampa con sabor añeja que la Hermandad del Viernes Santo regaló a Jerez.

Taxdirt aguardaba impaciente el regreso de la Dolorosa que gubiara Ignacio López, con una gran presencia de cofrades “cangregeando” en la delantera del paso de palio. Mientras tanto, el patio de la Capilla del Calvario ya se encontraba lleno a la espera de la Piedad.

Entre el silencio y una nube de incienso, los costaleros iban poco a poco restando metros a una calle Taxdirt que era foco de todos los fotógrafos que a las plantas de la Piedad se agolpaban para tomar las últimas imágenes de un momento que parece no volver a repetirse.

Al filo de las diez de la noche, ya se encontraba en el interior de su templo la comitiva al completo junto al palio de la Piedad, dejando ese sabor y vieja estampa de Sábado Santo jerezano al compás los tambores de la Unión Musical Astigitana.

Entre adoquines fríos, de un noviembre distinto, Jerez supo llorar en el duelo junto a la Piedad. Sin Marías ni San Juan, pero con el arropo de toda una ciudad cofrade, la Dolorosa de la Capilla del Calvario paseó por Santiago como si el tiempo no hubiese pasado.

Una saga de capataces, los “gorriones”, al frente de un llamador. Un palio espléndido y majestuoso que cobija a la Piedad con una candelería que ilumina su rostro. Y la devoción de un pueblo que no dejó sola a la Dolorosa del Viernes Santo. Todo ello, igual que hace casi treinta años.

Sensaciones y momentos analógicas a lo que se vivía cada tarde de Sábado Santo en Jerez y que los jóvenes cofrades saborearon en una tarde de noviembre.

Recuerdos a Sábado Santo