viernes. 29.03.2024

La nueva normalidad de Sánchez

La nueva normalidad se cimenta en inventarse golpes de Estado de la oposición para rearmarse idiológicamente
Pedro Sánchez ríe en el Congreso de los Diputados
Pedro Sánchez ríe en el Congreso de los Diputados

La nueva normalidad de Sánchez

Ayer, precisamente ayer noche y sentadito en el butacón, me tragué un filme de esos futuristas, donde una determinada sociedad, basaba su orden y prosperidad en no hacerse preguntas, en no manifestar emociones, en obedecer a un individuo llamado “padre superior”. Una sociedad que no daba problemas y perfectamente manipulable, presuntamente perfecta.

Lógicamente chocaba con la lucha acérrima de una serie de individuos, que llevaban al límite la confrontación contra ese modelo organizativo, basándose en la creencia de que la naturaleza del ser humano es sentir, es cuestionarse las cosas. Pensar en definitiva y tomar decisiones al respecto.

Y aquí que me vino a la mente lo que nuestro querido presidente Sánchez ha venido a llamar, “la nueva normalidad”. Me asusta, y más viendo lo que veo, lo que leo y lo que me viene a decir el sentido común. No son percepciones, son hechos constatables.

Nos mintieron con las mascarillas, que, por cierto, aún está por saber quiénes eran los famosos intermediarios que presuntamente “se llevaban las comisiones” por traer las mismas y demás material sanitario. Nos han mentido obviamente con las cifras de fallecidos, donde los registros civiles arrojan un aumento del 67 % en mortalidad durante estos meses de pandemia y las cifras de las comunidades autónomas, que no casan ni de lejos con las oficiales de este Gobierno Sanchista.

Nos mintieron, y hasta ocultaron, los avisos previos de la OMS para que tuviéramos mucha precaución y pusiéramos en liza la posibilidad de suspender actos y concentraciones multitudinarios, antes del famoso 8-M. Ahí queda para la posterioridad el “Superdrástica tía, y la gente me besaba, pero no lo podía decir”, de Irene Montero, pero la pija, oigan, es Cayetana Álvarez de Toledo….

Nos mintió Marlaska, cuando decía que el cese de Pérez de los Cobos era simplemente una reorganización y le ha explotado la verdad en todo su rostro en forma de informe oficial, firmado por la directora de la Guardia Civil.

Creo, o empiezo a comprender, de qué va eso de la nueva normalidad. Quédense con esta frase pronunciada por Theodore Roosevelt: “Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser grande, o democracia”.

La nueva normalidad se cimenta en inventarse golpes de Estado de la oposición para rearmarse idiológicamente. En dejar caer por el ejército de trolls vía redes que la Guardia Civil está llena de franquistas, porque ya sabía yo que Franco no había muerto, y no le interesa muerto a esta izquierda que siempre saca rédito del temita. Ya cansa, la verdad.

La nueva normalidad es infantilizar a la población con una tragedia de 40.000 muertos, previa complicidad de determinadas cadenas televisivas, subvencionadas, eso sí, y edulcorar con family flowers y mira como ayudo a mi hijo con los deberes y ahora, querida vecindad, soy maestra pastelera. “Te hago un bizcocho o brazo de gitano en un santiamén”. La pseudo felicidad hogareña y la muerte más allá del balcón y la zona de confort….

La nueva normalidad es utilizar la abogacía del Estado para cercenar la multitud de demandas que le van a caer a esta inepta gestión de Sánchez, y sí a eso le echamos el cable de la Fiscalía general, donde hemos metido a la exministra socialista Dolores Delgado, ya lo bordamos, primo.

La nueva normalidad es prorrogar de nuevo y por sexta vez el Estado de Alarma, con los socios de siempre y el “tonto útil” de los naranjitos, cuyo pecho se muestra altivo con supuestas medidas generalistas exigidas, papel mojado oiga, en manos de Sánchez y las concretas firmadas por golpistas y ex etarras.

Paradojas ver a unos y a otros juntos, en el mismo bol. Una prórroga que el único sentido que tiene, y no es poco, es tener a la sociedad maniatada, anestesiada para que todo este cabreo generalizado hacia la mentira, la ineptitud, la incapacidad y lo dicho, una tragedia de 40.000 muertos, no salga a la calle, encendida como el pitorro de una olla expréss. Sánchez adormece al pueblo, y le obliga a contar, no hasta diez, sino hasta mil, para tenerlo manso como corderitos.

La nueva normalidad es minar poco a poco a todo ser viviente de este país llamado España y señalar con el dedo a todo aquel que discrepe. Sánchez, y esto no es nuevo en esta nueva izquierda 2.0, que parió el” insigne”, permítanme la broma, Zapatero, ya ha conseguido dividir a la sociedad.

Todo el que enjuicie a este Gobierno será decapitado socialmente, estigmatizado, y lo peor, el objetivo no será el individuo condenado, sino el resto que a la par no está conforme, porque dicho esto, señores míos, irá poco a poco, dando un paso atrás, acomplejado, resonando en su cavidad del oído medio eso de, “no viniste a ayudar, sino a cargarte un gobierno”.

La democracia, señores, siempre trata de convencer. Se presenta desnuda, ya lo dijo Antonio Gala, como también dijo que la dictadura se acoraza para vencer, justo lo que este Gobierno controlando los tres poderes y saltándose a la torera su separación, está predicando. Todos seremos fachas, camino de la nueva normalidad, de la autocracia, aunque aún no seamos conscientes.

La nueva normalidad de Sánchez